El zifio de Ceuta

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La aventura continúa

El proyecto Gigantes del Mar continuó con el segundo gran montaje: un Zifio de Cuvier (Ziphius cavirostris), de unos 5 metros, varado en 2007 en la bahía sur de Ceuta, concretamente en la playa Juan XXIII.

Este extraño animal llegó en un estado muy avanzado de descomposición que dificultó su estudio veterinario. Por otro lado, fue necesario su enterramiento durante el proceso de recuperación de su esqueleto, lo que provocó que se fracturaran varios huesos y se desubicaran otros con el paso del tiempo y el peso de la tierra.

Con esta premisa, el montaje se volvió todo un reto. 

Tras catalogar sus huesos, descubrimos que contábamos con 47 vertebras, 6 chevrones, 9 pares de costillas, aparato hioideo, cráneo completo (incluido oídos) y algunos huesos de las aletas. 

Identificar las piezas faltantes también se convirtió en un desafío al tratarse de un animal poco estudiado por la ciencia y sobre el que existe poca información. Se contrastó con bibliografía sobre estudios osteológicos de zifios de Cuvier y se utilizaron como referencia otros montajes de esta especie realizados en diferentes museos del mundo. 

 

¿Qué es un Zifio de Cuvier?

Los zifios (familia Ziphiidae) son una de las familias de cetáceos menos estudiada por la ciencia

Se conocen 22 especies dentro de esta enigmática familia, siendo el Zifio de Cuvier (Ziphius cavirostris) la más cosmopolita de todas, ya que se encuentran poblaciones en todos los mares y océanos del mundo, excepto en aguas polares. 

La identificación de muchas de las especies que conforman esta familia es una tarea difícil que requiere especialización debido a que las diferencias morfológicas son sutiles y solo se pueden observar en los individuos adultos.

El esqueleto que se expone en la ciudad de Ceuta pertenece al suborden de los odontocetos (cetáceos con dientes) y presentan la bella singularidad de poseer únicamente dos dientes cónicos situados en la parte anterior de la mandíbula inferior. Sin embargo, estos dientes son solo visibles en los machos subadultos y adultos. Se trata de una característica adaptativa para enganchar las presas (mayormente cefalópodos) de las que se alimenta, y es interesante resaltar, que hace miles de años, sus mandíbulas portaban muchos más dientes, tal y como ocurre en la mayoría de los odontocetos con los que se encuentra emparentado. A lo largo de un dilatado proceso evolutivo, el resto de los dientes han quedado ocultos en el interior de las mandíbulas; son vestigios ancestrales en proceso de desaparición.

 

Por lo general, tienen un cuerpo robusto, largo y compacto y no presentan un hocico ni un melón (órgano de ecolocación) muy diferenciados. Pueden alcanzar un tamaño máximo de 7 metros, siendo uno de los odontocetos más grandes. En cuanto a coloración, presentan una enorme variabilidad entre individuos con tonos que van desde gris claro hasta marrón rojizo.

 

El gran desarrollo de su órgano de ecolocalización (alojado en el melón) les permite captar ondas de muy baja frecuencia.

 

Debido a ello, han sido víctimas de varamientos masivos a causa del uso de sonares de media y baja frecuencia que se emplean con asiduidad durante maniobras militares. Hace dos décadas, y debido a unas maniobras militares, se produjo un varamiento masivo de 14 ejemplares de este grupo en las Islas Canarias.  Este trágico episodio hizo que se regulara la legislación en temas de uso de sonares de baja frecuencia en aguas europeas.

 

Este animal es capaz de sumergirse a profundidades que rondan los 1800 metros, y por ello pasan la mayor parte del tiempo en aguas oceánicas alejados de la costa. Esto dificulta bastante el estudio acerca de la biología, ecología y etología de esta especie. Rara vez se tiene el placer de avistar esta especie en vivo, por lo que sus datos de varamientos resultan muy importantes para el estudio y la conservación.

 

Desde que se tienen registros de varamientos en Ceuta, este ejemplar (identificado como ZIF01/07) es el primer y único zifio varado en estas costas

 

Datos del ejemplar seleccionado:

Longitud: 5m

Peso: 1.500 Kg

Edad: Subadulto

Sexo: Macho

Fecha de varamiento: 1/10/2007 – Playa Juan XXIII

El proceso, hueso a hueso

El montaje llevó un total de 3 meses durante los cuales, mediante estructuras de metal, se fueron uniendo las piezas de tal forma que quedaran semejante a como se vería el animal en vida.

Paso a paso, estas fueron las etapas del montaje del Zifio de Cuvier:

  • Estudio osteológico

En este tipo de estudio se realiza un inventario de piezas óseas completo contrastando la bibliografía disponible. Además se toman mediciones de cada hueso ya que estos datos, cuando se comparan con varios individuos de la misma especie, pueden llevarnos a descubrir diferencias entre machos y hembras o incluso darnos información sobre cómo ciertas regiones de los huesos crecen.

Paralelamente, se observan los huesos en busca de marcas o deformaciones que nos puedan dar pistas de incidentes sufridos en vida o de algún tipo de enfermedad.

Se consiguió la recreación completa en 3D del cráneo y mandíbula superior, que ayudan a la determinación del sexo y la edad. Gracias a este salto tecnológico es posible su estudio por expertos en el tema en cualquier parte del mundo.

En el caso concreto del Zifio de Cuvier, estos datos son muy valiosos ya que son animales poco conocidos para la ciencia y cualquier información sobre ellos pueden ayudar a entender su forma de vida.

  • Restauración de piezas faltantes

Este esqueleto supuso todo un reto por lo dañado que se encontraba.

Así pues, se tuvo que reparar varias costillas fracturadas, la restauración casi completa del esternón, carpos y falanges mediante modelaje a mano. Por otro lado, mediante el perfeccionamiento de la fotogrametría, una técnica que nos permite la creación de modelos 3D a partir de fotografías, se pudieron replicar por impresión 3D escápula, ulna y radio faltantes de la aleta derecha.

Todos los huesos y piezas replicadas se protegieron con barniz, así como las artificiales se integraron en la composición con pintura del tono hueso natural y cera de betún para simular el envejecimiento.

  • Ensamblaje de la composición

Sobre tres peanas de metal de diferentes alturas, para conseguir dar esa forma natural que tendría el animal en vida, se ensambla todo el esqueleto.

Las vértebras como eje principal del cuerpo fueron atravesadas por dos barras. Una primera hueca de mayor grosor (21mm) que aportaba mayor soporte y a unos 2.5 mm sobre esta, una varilla roscada de 4 mm donde se fija mediante tuercas cada una de las vértebras. Al quedar expuesto en una zona donde hay bastante viento, este sistema de doble barra hace el conjunto mucho más resistente.

La caja torácica es una de las partes más complejas de encajar, ya que las costillas deben de tener un orden, así como encajar en el lugar idóneo con las vértebras y buscando la posición natural de las costillas. Para conseguir esto se utilizaron barras de acero de 6 mm para fijar las costillas a las vértebras y unas pletinas de aluminio para preservar la forma y otorgarle mayor robustez.

Una vez la caja torácica se encuentra totalmente fija se pueden colocar las aletas. Tras la observación anatómica del animal, las aletas se encuentran ubicadas entre las costillas 2 y 4, y se componen de la escápula, la parte donde se atornilla a las costillas, seguida del húmero, ulna, radio y terminando en los carpos y falanges. Aquí se observa el vestigio de lo que fue una mano, ya que en el caso del zifio es más evidente la forma de cinco dedos.

Todo este conjunto queda unido mediante barras de acero. En comparación con el montaje del aliblanco, las aletas del zifio quedan más abiertas hacia el exterior, ya que se buscaba una posición de reposo.

Para culminar el conjunto por delante, se coloca la cabeza sobre una peana. ZIF01/07 presentaba partes perdidas de la mandíbula inferior, las cuales se reconstruyeron a partir de impresión 3D así como sus dos únicos y característicos dientes se moldearon a mano. El cráneo ya completado se engarzó al resto del cuerpo con un sistema de metal en forma de “T” introducido en la cavidad del cerebro por el foramen magnum y que queda también unido a la barra hueca que atraviesa a las vértebras.

Finalmente y con todo el esqueleto ya montado se realiza un tratamiento final protegiendo todos los huesos con un barniz especial para exteriores.

¿Dónde ir a verlo?

A partir del mes de febrero de 2023 el Zifio de Cuvier se encuentra expuesto, de manera permanente y abierta totalmente al público de forma gratuita, en el patio central del Campus Universitario de Ceuta (C/ Cortadura, 51001 – Ceuta), de lunes a viernes.

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